martes, 12 de agosto de 2014

LA RESPONSABILIDAD DE ACUSAR Y DEMANDAR.

Agradezco gentilmente el ofrecimiento del periodista Omar Gamboa, quien en días pasados me invitó a ser parte de esta columna en tan respetado e importante medio de comunicación para el Departamento de Cundinamarca. Sin pensar mucho le dije que aceptaba, y contribuiría con mi opinión modesta en temas que al menos conociera más o menos dentro de mi ámbito personal y profesional como Abogado Especialista en derecho administrativo con amplia experiencia en la Rama Judicial y en el Sector Público. Nuevamente muchas gracias al Periodista y respetados lectores de Noticias día a día.
A propósito de esta breve introducción…
Semanas atrás la Revista Semana publicó un reportaje titulado “Pretenden anular condena y pena de muerte de Jesucristo”, título que probablemente no interesó a muchos y aquellos a quienes causó interés, lo fue seguramente por lo irrelevante de la nota; su intrascendencia actual y hasta por lo risible que resultó que un Abogado acudiera ante la Corte Internacional de Justicia en pleno siglo XXI para demandar a los Estados de Italia e Israel por el homicidio ilegal e injusto que se cometió.
En efecto, se trata  de un abogado keniano que le pidió a la CIJ anular el juicio y la condena a muerte, ya que según él desde el interrogatorio hasta la sentencia no se falló en derecho.      
El Abogado espera reivindicar a Jesús en la historia y que quede establecido que el “rey de los judíos” era completamente inocente. Le parece increíble que hayan pasado más de 2.000 años sin que se aclare lo que él considera el juicio más injusto de toda la historia.
“La selectiva y perversa persecución a Jesús violó todos los derechos humanos, hubo abuso de poder y miles de prejuicios” aseguró el abogado.

Para el demandante, el Mesías estuvo en problemas luego de realizar innumerables milagros y proclamar que era el hijo de Dios, lo que hizo que las autoridades judías lo detuvieran, acusándole de blasfemia. Lo llevaron a Poncio Pilato (gobernador romano de Judea), quien quejándose de que el caso no estaba en su jurisdicción, lo envió al rey Herodes, quien finalmente lo devolvió a Pilato.
El Gobernador no halló culpable a Jesús, pero lo condenó a la crucifixión por miedo a una rebelión de los judíos que clamaban por la muerte del nazareno.
El Abogado, ex funcionario de la Rama Judicial de Kenia, sin lugar a dudas filántropo, pretende limpiar el nombre de un sindicado inocente que fue condenado a morir según la costumbre en una cruz.  Situación que nuestro país,  condenaría al Estado a una millonaria indemnización por los perjuicios causados por la orden de detención y privación de la libertad.  
No obstante, si bien es cierto que la condena puede que haya vulnerado el debido proceso y demás garantías de esa época, también lo es, que debía dictarse no porque el pueblo quisiera, sino por el perdón.
Esta clase de procesos judiciales me recuerdan que el Derecho no es como se pensaba que era la tierra hace 600 años –plana-, sino que es menester explorar diferentes matices y argumentos para determinar si lo que se pretende pedir a un Juez tiene sentido o no, si es justo, válido y legal. Es allí donde surge la responsabilidad de acusar conforme con el contexto y realidad de lo que se pretende pedir.
Era entonces menester, al menos, advertir que 500 años aC, el escritor Isaías dijo  que "Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados." Durante toda la historia del pueblo Judío, lo que enseñó Dios fue la ley del pecado y muerte, de allí los sacrificios de corderos y otros animales que debían morir en lugar de la persona para perdón.
Luego, si anulan el proceso contra Jesús sería dentro del contexto legal del derecho Romano y se consideraría una muerte injusta y arbitraria y el Estado entraría a indemnizar. No obstante, quien presionó la muerte no fue el pueblo sino la propia víctima, pues debía cumplir lo que estaba escrito: que muriera inocente en una cruz para perdón. Pero cómo lo hizo? fastidió, refutó y ridiculizó a los fariseos hasta que lo odiaron a muerte, tanto fue el odio que presionaron a Herodes y Pilato a vulnerar el proceso. El profeta Isaías entre otros explicó eso, luego si asumimos la muerte como injusta y arbitraria, se tendría que afirmar que no tenía que morir; que no fue por perdón y tendríamos que ir a una Cruz, o silla eléctrica o cámara de gases lo que se quiera.
Pretendo indicar que el derecho así como el periodismo, no sólo del que se dedica a este oficio por completo, sino todos aquellos que a diario escribimos, tiene un amplio contenido de responsabilidad, de la misma forma, demandar o acusar a alguien con razón es una labor que requiere de meditación y cabeza fría, lejos de la pretensión de engrandecer el orgullo so pretexto de la filantropía, buen nombre y tranquilidad de conciencia.


Álvaro París Barón
Abogado
Especialista en Derecho Administrativo U. Rosario

3125444612

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